La historia del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas se escribe entre leyenda y tradición. Así, sus inicios se remonta al año 1669 cuando en la ciudad de Lima existía en el convento de San Agustín un religioso llamado fray José de Figueroa, quien se caracterizaba por socorrer a los más desvalidos. Cierto día, a su regreso de atender a un devoto, encontró en su camino a un hombre cuyo cuerpo estaba cubierto de heridas. Al acercarse, le preguntó por qué se encontraba en ese lugar. El pobre con voz acongojada le respondió:”Padre, aquí me han reducido mis males incurables, mi pobreza y el desamparo en que me encuentro, no me ha sido posible hallar otro sitio mejor para mi reposo”
Conmovido por lo que veía sus ojos, fray José decidió llevarlo en hombros hasta su convento.Pese a estar el lugar distante, llegó sin sentir la pesadez de su carga. Una vez en su habitación, le tomó ambos pies para lavarlos encontrándolos limpios y blancos, y de los cuales brotaba una llaga roja y resplandeciente. Sorprendido por lo que sus ojos veían, le tomó las manos experimentando lo mismo que con los pies.
Fray José sentía su corazón salirse del pecho por la emoción. Fue entonces cuando al mirar la cara de aquel desvalido, se encontró con un resplandor y una voz que le decía:
Imagen de Cristo Pobre, mandada a construir por fray José de Figueroa hace más de tres siglos